martes, 19 de enero de 2016

Woody's bench

De madrugada, tras comprar algo de comida, Ike Davis y Mary Wilke pasean al perro Waffles por la calle 58 hasta Sutton Square. Se sientan en un banco y, mientras comen y conversan, contemplan el Queensboro Bridge sobre el East River de New York. De fondo suena "Someone to Watch Over Me" de Gershwin.
It is almost dawn and the scene has a nearly perfect feel of light and beauty to it. Mary and Ike, their backs to the camera, are sitting on a bench looking out over the water. Waffles is curled up at their feet.
MARY (Contentedly)  Isn't it beautiful, Ike?
IKE Yeah, it's really—really so pretty when the light starts to come up.
MARY Oh, I know. I love it.
IKE Boy—
MARY Hm.
IKE (Sighing) —this is really a great city. I don't care what anybody says. It's just so—really a knockout, you know? It's—
MARY (Interrupting, sighing) Yeah. I think I better head back. I have an appointment with Yale for lunch later on.
IKE (Sighing too) Hm.
They get up from the bench and wall; away. The music stops.

La Escena corresponde a " Manhattan " (1.979) de Woody Allen, donde los protagonistas saludan al amanecer desde un banco. El lugar se llama Sutton Square, al final de la calle 58. Este mismo lugar ha aparecido en otras trece películas, dos canciones y tres relatos.
Parece ciertamente que hay lugares que poseen espíritu. El genius loci romano o espíritu protector de un lugar. ¿Es ese espíritu el que nos hace atractivo el lugar o son las narrativas las que crean el espíritu?
Seguramente ambas se retroalimentan en un círculo virtuoso. En cualquier caso, el genius loci o la experiencia del lugar es una herramienta imprescindible para la proyectación del espacio público. Aunque Sutton Place es un lugar privilegiado por la presencia del agua, la perspectiva del puente, la vista sobre Roosevelt Island, la calma y tranquilidad de una calle sin salida, también lo es por las múltiples historias que se acumulan en él como capas de una cebolla. Este rincón es objeto de deseo de decenas de turistas que quieren experimentar en persona las emociones de Ike, Mary e incluso Waffles. Dejarse poseer por el genius loci
A día de hoy, la ciudad de New York está proyectando un parque lineal que juntaría los tres cul de sac de las calles 56 a la 58, reconociendo así el interés urbanístico, paisajístico y social de este enclave.



El nuevo diseño modificará las condiciones actuales tal como se ha ido modificando el espacio desde los días de 1979 en que se filmó Manhattan o desde el lejano 1909 cuando se completó el puente. También eso forma parte de la experiencia del lugar, poder sumergirse en el relato, investigar el lugar, recorrerlo física o virtualmente, hacer arqueología emocional, alimentando así el genius loci.


Por cierto, no hubo nunca banco en ese lugar exacto. Lo llevaron de la producción de la película especialmente para rodar esa escena.

Simulación realizada por PopSpots by Bob Egan 



viernes, 8 de enero de 2016

La experiencia, la quinta dimensión

La columnata de Bernini delante de la basílica de San Pedro en Roma, es un espacio singular. Uno de los primeros en ser diseñados para la experiencia turística (valga el anacronismo). En realidad, el Papa Alejandro VII encargó a Bernini un espacio para dar la bienvenida a los peregrinos, por primera vez,  en el Jubileo de 1675. Se estima que visitaron Roma 1.400.000 peregrinos (turistas avant la lettre) atraídos por las indulgencias y el perdón de sus pecados.
El autor, arquitecto, escultor y director de teatro Gian Lorenzo Bernini (1598 - 1680) escribió:
La iglesia de San Pedro, cual matriz de todas las demás debe tener un pórtico que muestre que recibe con los brazos abiertos, maternalmente, a los católicos para confirmarlos en la fe, a los herejes para reunirlos en la Iglesia y a los infieles para iluminarlos hacia la verdadera fe.
Un espacio universal, litúrgico con profundo simbolismo y cargado de significado que, en su forma, efectivamente, recuerda unos brazos que rodean y acogen a los visitantes.

Grabado de Piranesi. Vedute di Roma (1760)

La función de esta arquitectura era, en plena Contrarreforma, promover al fervor de los fieles y crear asombro, maravilla y encantamiento. Una narrativa en un espacio en el que los peregrinos se vean impresionados por lo magnífico de la obra.

Bendición Urbi et Orbi (1993)

Años más tarde, en 1817, el novelista Stendhal escribió:
Para apreciar, aunque sea imperfectamente, la proporción de las dos alas del pórtico que configuran la plaza, hay que recurrir a las áridas cifras. Esta gran creación de Bernini se compone de 284 columnas de mármol travertino, alternadas con 88 pilastras que componen tres galerías semicirculares; la del medio es demasiado estrecha como para que puedan cruzarla dos carrozas juntas. La columnata tiene 56 pies de ancho y 55 de alto; la balaustrada superior está decorada con otras 192 estatuas de mármol, de una altura de doce pies y medio. […] Este monumento costó 250 millones de francos.
Sorprende que, Stendhal, el mismo personaje sensible que dio nombre al síndrome del turista, (también denominado Síndrome de Florencia o "estrés del viajero"), aunque emocionado, escriba en su guía de viaje parámetros exactos, matemáticos, geométricos. Incluso el presupuesto. Esperaríamos que expuesto a obras de arte como esta, sufriera la taquicardia emocional que su síndrome describe.
Aunque él mismo también escribió:
Lo primero que debe hacer el viajero es sumergirse en la lectura de los libros que traten del destino al cual se dirige.
No son incompatibles. La experiencia se construye de datos, de lecturas, de emociones... La experiencia del viajero, del peregrino o del turista, consiste en todo lo que alimente y articule el deseo, el recuerdo memorable y la implicación con el lugar.

La columnata de Bernini es un espacio memorable. Más si conocemos su historia, sus números, sus características, sus historias y anécdotas. Actualmente, a los elementos de diseño de espacios para la experiencia turística de los que disponía Bernini en el XVII, les sumamos tecnologías no disponibles entonces. Además de recorrer las tres dimensiones euclidianas en un tiempo (la cuarta) alimentemos intensa y dramáticamente la experiencia: la quinta dimensión.

Mapping en San Pedro (2015)