En esencia, ¿cuál es la diferencia entre un turista, un viajero y un explorador? y no me refiero a las definiciones del diccionario. En todas hay una relación entre una persona y un lugar, un territorio. Si nos dieran a elegir, seguramente preferiríamos situarnos en la segunda y tercera categorías. Mejor viajero que turista y, aún mejor explorador que viajero. En el siglo XVIII estuvo
de moda entre los jóvenes caballeros ingleses completar su educación y adquirir
ciertas experiencias viajando por la Europa continental y viendo paisajes y
ciudades históricas. El viaje era conocido como el Gran Recorrido o Grand Tour
y era un viaje de larga duración (entre 3 y 5 años). De ahí proceden las
palabras: turismo, turista, etc. Esos viajeros con sensibilidad por el conocimiento y la adquisición de experiencias acabaron por dar nombre a lo que hoy entendemos por turistas.
Acudiendo (ahora sí) al diccionario, turismo es la actividad o hecho de viajar por placer, y nos trae a la cabeza a los tópicos de la playa, la cámara fotográfica y las colas ante los monumentos icónicos.
Sin embargo, las pautas de conducta emergentes de los turistas del siglo XXI, los acercan más al viajero coleccionista de experiencias del XVIII y al explorador que al tópico turista del siglo pasado. Y estas nuevas pautas de conducta vienen conformadas y alimentadas por el uso de las tecnologías y las redes sociales. No es lo mismo explicar un viaje a tu vuelta, que publicar un selfie en Facebook, online, ontime. Mejor aún si recomendamos un restaurante y un menú inesperado y sorprendente junto a la imagen correspondiente modificada mediante Instagram. Eso lo convierte en una experiencia única que será evaluada y refrendada con tantos 'me gusta' como sea posible. Sea que use redes sociales o no, el nuevo turista enfatiza el disfrute del trayecto en sí (no sólo el destino) y las
nuevas formas de interacción y comunicación con el entorno y las personas.
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