
Entender este fenómeno cobra especial importancia en el actual momento de feroz competencia entre la profusión de lugares con vocación de destino. Especialmente en aquellos destinos sin 'modelo turístico consolidado', sin 'industria turística convencional' o sin singularidades especiales que lo hagan único y diferente.
Para esos lugares es vital generar una asociación individual y ojalá intransferible entre territorio y viajero. Difícilmente servirá la venta genérica de un modelo vacacional artificioso con medios convencionales y repetidos. Es necesario ser sutil y auténtico, cultivar la identidad, la diferencia e incluso la anomalía como forma de diseñar puntos de encuentro entre oferta territorial y demanda especial.